Es muy normal escuchar a los
dueños de empresas o directivos siempre diciendo lo mismo: “Hagamos las cosas
bien, recuerden que la diferencia está en los detalles”. Pero entonces, por qué
las cosas no salen bien?
La respuesta es: ¡porque no es
solo decirlo!, debemos hacer modificaciones a nivel de todas las áreas,
procesos o actividades para que estos resultados positivos se den, se deben
tener estrategias claras y que todos puedan percibir, empezando por la alta
gerencia, que se tiene que involucrar y empezar a respirar ese mismo aire, todo
el personal debe darse cuenta de que realmente hay un interés consciente en que
las cosas se hagan cada vez de una mejor forma.
Algunos directivos suelen pensar
que esto de “hacer las cosas bien” son unas palabras mágicas, que basta
pronunciarlas para que los cambios se den. Sin embargo, el ejemplo debe venir
desde arriba. Suele pasar los mismo que la historia del padre que le dice al
hijo la importancia de no decir mentiras, pero apenas llega un cobrador a la
casa, le pide al hijo que diga que él no está en casa.
El ejemplo lo es todo también
en términos laborales, y la responsabilidad depende mucho de los jefes, y de
aquí surge la nueva interrogante: cuántos Ingenieros no se vuelven jefes
simplemente porque han demostrado ser muy buenos o excelentes en su trabajo?,
será esto suficiente para garantizar que estos “excelentes ingenieros” sean
unos jefes que aporten al andamiaje de la empresa?, a cuántos de estos promovidos
ingenieros se les ofrece una capacitación en liderazgo, derecho laboral, competencias,
negociación, etc.?, cuántas de estas empresas tienen realmente un área o
proceso de talento humano que busque eso, que las personas adquieran el talento
o las competencias para desarrollar bien su trabajo, y no simplemente se ciñan
a resolver inconvenientes de nómina, de permisos, incapacidades y demás temas,
que siendo igualmente importante, no debieran ser la razón de ser de esa área o
proceso?
Esto me lleva a introducirlos
en el tema de la segunda entrega y que se trata de una nueva palabra importantísima
dentro de las competencias de liderazgo: La Coherencia. Si queremos que las
cosas se hagan bien, los directivos debemos empezar a hacerlo también en las decisiones
que se tomen, así no sean de la ejecución directa de estas personas, si deben
estar vigilantes para que las decisiones que se tomen sean las adecuadas y
entren en sintonía de lo que todos estamos buscando, hacer las cosas sencillas
y habituales, de una manera excelente, acaso no es so lo que buscamos cuando
hablamos de hacer las cosas bien, o mejor dicho en este tiempo, TRABAJAR CON EXCELENCIA?
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